Perú: ANFASEP y su emblemática lucha por justicia y verdad

Por: La Red en Perú

El proceso de verdad en el Perú, tiene en ANFASEP su más emblemática protagonista. Hay un reconocimiento generalizado en tal sentido, y está expresamente señalado en las Conclusiones Generales del Informe Final de la Comisión de Verdad y Reconciliación (CVR):

“… la CVR destaca y reconoce la persistencia de la Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú (ANFASEP), conformada en su abrumadora mayoría por mujeres ayacuchanas quechuahablantes de escasos recursos. Aun en los peores momentos, con tenacidad y valentía, dichas mujeres mantuvieron viva la llama de la esperanza en la recuperación de sus seres queridos y en la aplicación de justicia para los responsables de su desaparición”.

Los espacios de memoria y derechos humanos que hacemos parte de la Red en Perú, consideramos que el relato de la fundación y trayectoria de ANFASEP nos permite retratar el proceso de verdad en el Perú. Para ello, hemos identificado algunos hitos en su desarrollo que ilustran el largo camino en la búsqueda de la verdad, la justicia y la reconciliación en nuestro país: el momento de su nacimiento como asociación, en 1983; su integración como miembro fundador de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, en 1985; el protagonismo de ANFASEP en el desarrollo de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, entre 2001 y 2003; así como en el impulso de dos proyectos orientados a la memorialización: la instalación del primer museo de memoria en Perú y el proyecto para la creación del Santuario de la Memoria en La Hoyada.

1980 – 2000: Un contexto de exclusión y conflicto armado en Perú

«El conflicto armado interno que vivió el Perú entre 1980 y 2000 constituyó el episodio de violencia más intenso, más extenso y más prolongado de toda la historia de la República. (…) fue un conflicto que reveló brechas y desencuentros profundos y dolorosos en la sociedad peruana»

Esta es la primera conclusión del Informe Final de la Comisión de Verdad y Reconciliación (2001-2003), que establece como la causa inmediata y decisiva para el desencadenamiento del conflicto armado interno la decisión del Partido Comunista Peruano – Sendero Luminoso, de iniciar su denominada “guerra popular” contra el Estado.

Otros actores ponen el acento en las condiciones estructurales y argumentan que la aparición de grupos armados en Perú respondió a causas que se ubican en la propia fundación del Estado Peruano, basada en una profunda discriminación hacia las grandes mayorías, lo que permitió la construcción de una sociedad tremendamente desigual.

Inicio de las acciones armadas de Sendero Luminoso

La acción que marca el inicio de la insurrección de Sendero Luminoso acontece el 17 de mayo de 1980 en la localidad ayacuchana de Chuschi, cuando un grupo armado irrumpe en el local donde se guardaban las ánforas y padrones para las elecciones nacionales que se realizarían al siguiente día, quemando once de ellas. Sin embargo, aquella acción tuvo escasa repercusión porque, de otra parte, estaba el entusiasmo por la vuelta a la democracia formal y la posibilidad de celebrar elecciones. El pueblo peruano volvería a ejercer su derecho al voto para elegir a un gobierno civil, luego de 17 años desde las elecciones -conflictivas- que dieron lugar al primer gobierno de Fernando Belaunde Terry y de 12 años de gobiernos militares que accedieron al poder por golpes de Estado.

La exclusión histórica en Perú

El círculo vicioso: La discriminación como causa estructural de la violencia sociopolítica de los años 1980-2000

«La concepción de ciudadanía en el Perú nunca ha incluido a las personas indígenas ni afro descendientes. Tal vez los ha incluido como ‘ciudadanos en potencia’ que necesitan ‘blanquearse’ para lograr esa inclusión. Y esta noción de ciudadanía excluyente ha producido una realidad en la cual la mayoría del país no disfruta de los derechos ciudadanos y humanos que tiene. Sabemos por la historia mundial que una población oprimida no puede aceptar su propia opresión para siempre.

Y entre los años 1980 y 2000, el Perú experimentó violentamente lo que puede ocurrir cuando se margina y excluye de manera continua a un sector de la población. En esos años el Perú sufrió un conflicto interno que dejó un saldo de casi 70 mil personas muertas, 75% de las cuales eran quechua-hablantes o hablaban algún otro idioma nativo como lengua materna. En el año 2001, el gobierno de Perú constituyó la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR) con el mandato de establecer las circunstancias que rodearon las violaciones y abusos contra los derechos humanos cometidos por el Estado y por los grupos armados, Sendero Luminoso (PCP-SL) y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), entre mayo de 1980 y noviembre de 2000. En el Tomo VIII, la CVR analiza los factores que hicieron posible la violencia, uno de los cuales fue la discriminación, el racismo y la exclusión social que caracterizaban la sociedad peruana de la época.

La CVR confirmó que, en el Perú, la discriminación tenía un carácter “estructural”. Denominarla de esta manera implica que la discriminación en el Perú es percibida como natural y que existen factores, valores, y prácticas que contribuyen a la fijación de las personas discriminadas en las posiciones de menor prestigio y autoridad, y en las profesiones menos remuneradas. Es por eso que la población discriminada es excluida de una manera tan profunda en el país. Según la CVR, “el componente étnico y racial estuvo presente tanto en las causas históricas del conflicto (la generación de un contexto propicio para el surgimiento y reproducción del enfrentamiento) como en el plano más inmediato de las percepciones y comportamientos cotidianos de los diferentes actores implicados directa e indirectamente”. Asimismo, continúa la CVR en su Informe Final, “las diferencias raciales y étnicas en el Perú son criterios de la desigualdad social y fueron invocadas por los perpetradores para justificar las acciones cometidas contra quienes fueron sus víctimas”.»

Clare Raid, 2008. Las jerarquías invisibles de la discriminación en la ciudad de Abancay. Lima. APRODEH, CUSO, CNDDHH; pp.40-41.

1983: El movimiento de Derechos Humanos

El año 1983 marcó el surgimiento de las primeras organizaciones de derechos humanos en Perú. Fueron líderes comunitarios, profesionales independientes y clérigos y laicos pertenecientes a algunas comunidades religiosas los que empezaron a reunirse, vinculándose entre sí en torno a la demanda de información sobre lo que realmente ocurría en las zonas donde se desarrollaba el conflicto, y comprometiéndose enseguida en acciones de denuncia, búsqueda de las y los desaparecidos y acompañamiento a las víctimas. 

La matanza de Uchuraccay, en Ayacucho, en enero de 1983, en la que ocho periodistas fueron asesinados mientras cumplían su labor informativa, fue determinante en ese proceso. El hecho impulsó la articulación de diversos sectores de la sociedad civil que dos años después constituyeron el Comité de Solidaridad “Mártires de Uchuraccay”, antecedente de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos. ANFASEP fue una de las organizaciones que animó esa confluencia.

Septiembre de 1983: Nacimiento de ANFASEP

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1983-2008: Marcha por el 25 Aniversario de ANFASEP

Entre 1983 y 1985, el Cuartel General del Ejército Los Cabitos, en Ayacucho, se convirtió en el principal centro clandestino de reclusión, tortura, ejecución extrajudicial y desaparición forzada de todo el departamento.

En este video, la Señora Angélica Mendoza (Mamá Angélica), lideresa histórica y fundadora de ANFASEP, narra el momento del secuestro de su hijo Arquímedes Ascarza, por miembros de las Fuerzas Armadas, en julio de 1983. La Señora Lidia Flores, ex presidenta de ANFASEP, cuenta que desde la desaparición de su esposo en 1984, también en Ayacucho, no ha dejado de buscarlo.

La perseverancia de estas y otras mujeres ayacuchanas en la búsqueda de sus familiares, por la aparición con vida o el acompañamiento de los procesos de exhumación de fosas clandestinas en Cabitos, mostró que en Ayacucho se practicaba la desaparición forzada, realidad que las autoridades negaban insistentemente. Así empezó la intensa búsqueda de la Verdad de las mujeres de ANFASEP, en un contexto de violencia y hostilidad también dirigido al movimiento de derechos humanos que empezaba a surgir.

Enero de 1985: La fundación de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos

ANFASEP es una de las organizaciones fundadoras de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH), colectivo que agrupa hoy alrededor de ochenta organizaciones peruanas de derechos humanos, que se ha convertido en referencia para América Latina. Se constituye como la primera institución latinoamericana que reúne a un colectivo de organismos de derechos humanos en un país. La CNDDHH, a lo largo de treinta años de existencia, ha mantenido un importante trabajo en defensa de los derechos humanos y la institucionalidad democrática, de promoción y educación en derechos. Actualmente, cuenta con Status Consultivo Especial ante el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ONU), y está acreditada para participar en las actividades de la Organización de Estados Americanos (OEA).

1988: «Maypim Kallanqu · ¿Dónde están?»

En 1988, la CNDDHH impulsa campaña por los desaparecidos “Maypim Kallanqu · ¿Dónde están?» en la que ANFASEP cumple un papel fundamental.

Junio de 2001: ANFASEP y la Comisión de la Verdad y Reconciliación

El protagonismo de ANFASEP en el proceso de búsqueda de verdad en el Perú, se evidencia en su participación activa para la conformación de la Comisión de la Verdad, más tarde llamada Comisión de la Verdad y Reconciliación.

Fragmento del testimonio de «Mamá Angélica» en Audiencia Pública de la CVR en Huamanga

 Octubre de 2005: El primer Museo de la Memoria en Perú “Para que no se repita”

Atendiendo a la recomendación hecha por la CVR de implementar formas individuales y colectivas, simbólicas y materiales de resarcimiento, que pongan énfasis en el rescate de la memoria y la dignificación de las víctimas, ANFASEP impulsa la construcción del Museo de la Memoria Para que no se repita.

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Con la construcción de este Museo, ANFASEP da un ejemplo más de lucha para preservar la memoria y procurar, asimismo, involucrar en el proceso de verdad, justicia y reconciliación a otros sectores de la población.

El proyecto para la realización del Santuario de la Hoyada

Desde hace algunos años, hasta hoy, ANFASEP impulsa la construcción de un Santuario de la Memoria en el terreno aledaño donde funcionaba el Cuartel BIM N0. 51 del Ejército del Perú, conocido como «Los Cabitos».

Reportaje en la Revista Memoria, del Instituto de Democracia y Derechos Humanos, de la Pontificia Universidad Católica del Perú (IDEHPUCP)

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En Un lugar donde detenerse. El Santuario de La Hoyada, de Jacqueline Fowks, la autora da cuenta de la historia del proyecto, los avances y obstáculos con los que se enfrentan las mujeres de ANFASEP y los hijos de desaparecidos y asesinados. En noviembre de 2013 el Gobierno Regional de Ayacucho declaró, mediante ordenanza, más de 3.6 hectáreas de La Hoyada como zona de protección y preservación y como Santuario de la Memoria, pero el terreno se ve amenazado por ocupaciones que fueron promovidas en su momento por trabajadores civiles del propio Ejército de Perú, por la ausencia de un muro de protección que las autoridades prometieron y por el depósito constante de basura en el lugar.

Desde agosto de 2014, según ordenanza regional, se creó la Comisión Multisectorial pro Construcción e Implementación del Santuario de la Memoria La Hoyada. Ésta se integra por cuatro funcionarios del gobierno regional y por representantes del movimiento de derechos humanos de Ayacucho. También la integran el Monseñor Salvador Piñeiro, el representante regional de la Defensoría del Pueblo y la Comisionada para la Paz, Catherine Dueñas. Pero persisten opiniones en algunas autoridades, que prefieren borrar el rastro que ha dejado la violencia: el horno y las fosas.

El proceso creativo para resignificar este lugar de dolor y muerte, en uno de reflexión y rememoración, de reparación simbólica, nace de la propuesta de ANFASEP en diálogo y participación con diversas organizaciones de afectados, organismos de derechos humanos tanto el Lima como en Ayacucho. Hoy es impulsada por dos socios estratégicos: ANFASEP y el IDEHPUCP.

La labor incansable de ANFASEP en el proceso social de búsqueda de la verdad sigue dejando huella en el Perú. Sus acciones han implicado la articulación en red con otras organizaciones sociales peruanas y del mundo, pudiendo así desarrollar una incidencia a nivel local, nacional e internacional.

Hoy, estas mujeres ayacuchanas, son referencia latinoamericana de dignidad y perseverancia en la lucha por la defensa de los derechos humanos y el establecimiento de la verdad acerca de los hechos que han enlutado a Perú y al continente, para que éstos no se repitan.



 

Otros recursos didácticos para el abordaje del tema:

CAMINANTES DE LA MEMORIA

(Un documental del ayacuchano Heeder Soto, sobre ANFASEP y el proceso del postconflicto en el Perú)

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