14 de septiembre de 2016
Paneles de expertos:
Problemas de derechos humanos en Latinoamérica y el Caribe
Panel 2:
Principales problemas de los derechos económicos, sociales y culturales
Expositores:
• Diego Morales, Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS)
• Andrés Larisgoitía, Secretaría de Relaciones Internacionales de la CTA de los Trabajadores/ Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur
• Katia Troncoso, Dirección de Acceso a la Justicia del Ministerio Público Fiscal
Diego Morales, director del Área de Litigio y Defensa Legal, del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS, Argentina), presentó tres ejes sobre los cuales problematizar los Derechos Económicos, Sociales y Culturales:
1) A diferencia de los derechos civiles y políticos, los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC) estuvieron más retrasados a nivel de desarrollos teóricos. Es en los últimos 20 años que se ha dado un desarrollo en términos teóricos y legales, que entre otras cosas conceptualizan los DESC como “exigibles”.
2) Es importante analizar cómo funcionan los poderes judiciales frente a los DESC. Allí las respuestas son diferentes y, en algunos casos, ambivalentes. Conviven en el ámbito del derecho (laboral, social, etc.) diferentes vertientes que se van tensionando y que es preciso empujar para obtener respuestas favorables.
3) La posibilidad de organizarse para reclamar derechos vulnerados o reclamar nuevos derechos es también una de las claves. El movimiento de derechos humanos recurrió a incluir a la protesta como parte del derecho a la libertad de expresión y tratar que ese derecho se aplique no solamente en forma individual, sino a grupos.
Frente a esto, dijo, el Estado fue sofisticando la represión directa y llana por parte de actores estatales, apareció la idea de la tercerización en materia de represión de la protesta social. Por otro lado, se produce con fuerza la criminalización, es decir, utilizar el poder judicial como una herramienta para perjudicar la protesta social.
Andrés Larisgoitía, Secretario de Relaciones Internacionales de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), explicó el rol del sindicalismo argentino en el marco de la defensa de los derechos, su rol político y las problemáticas del pasado y del presente:
“Los DESC son la razón de ser del sindicalismo”, explicó. El sindicato, más allá de luchar por garantizar una retribución acorde a las necesidades de una vida digna, hoy tiene que incorporar otras reivindicaciones para no caer en una imagen corporativa. El sindicalismo tiene que ir más allá de la pelea por el salario, por ejemplo, incluyendo a ese 40 por ciento que en Argentina son los trabajadores informales.
Larisgoitía valoró que si bien el ámbito judicial no es para nada despreciable, la verdadera forma de garantizar los DESC se da en la correlación de fuerzas que permita ejercer derechos y poder, y –eventualmente- responder con protestas o reclamos.
El movimiento sindical tiene que seguir un proceso autónomo, no puede ser correa de transmisión de ningún gobierno, al mismo tiempo que no puede abstraerse del contexto y no entender los procesos globales que atravesamos. Durante los procesos de integración comercial que se dieron en toda América en los 90, desde el sindicalismo surgió la idea de “meterse adentro” y ser parte de la integración regional. El saldo organizativo fue positivo: la articulación del movimiento sindical frente a este modelo.
Hoy la amenaza y la debilidad que vivimos nos vuelven a poner en el desafío sobre qué hacer en esta nueva coyuntura, en la que hay un embate global contra el movimiento sindical.
Katia Troncoso, Coordinadora de Asuntos Jurídicos de la Dirección de Acceso a la Justicia del Ministerio Público Fiscal de Argentina, desarrolla ideas centrales sobre el modelo del agronegocio en el mundo y las resistencias en clave de derechos humanos.
Entre otras ideas, planteó que el modelo extractivista tiene varias décadas, pero hoy se hace más visible la necesidad de dar esta lucha y se va tomando más conciencia. Asimismo, destaca que las dictaduras tuvieron una responsabilidad muy fuerte de implementar el modelo del agronegocio en la región.
Vía Campesina es un movimiento que surge en 1993 como un fuerte opositor a las políticas neoliberales y a la Organización Mundial del Comercio (OMC). Se constituye a partir de la conflictividad territorial y la disputa en los organismos internacionales pero, a la vez, desarrolla nuevos conceptos: empieza a hablar de la soberanía alimentaria, que tiene que ver con que cada país defina qué y de qué modo lo produce, a fin de limitar el agronegocio.
Por otra parte, explicó que el movimiento campesino trabaja fuertemente en normativas y derechos que no existen a nivel mundial: desde derecho a la tierra, el derecho al trabajo y al uso colectivo de la tierra, el derecho al mercado o el derecho a las semillas, que es complejo y disputado.
El concepto de agronegocio es definido por nuevas tecnologías e insumos aplicados a la agricultura; procesamiento y distribución de los alimentos (bajo los nuevos patrones de alimentación y nuevas formas de consumo, que les dan mucho poder a las empresas procesadoras).
El monocultivo es producto de las necesidades de grupos económicos. El monocultivo produce la dependencia de la empresa que produce la semilla, el agrotóxico, la distribución, etc. como en el caso de la soja en Argentina.